martes, 16 de agosto de 2011

Investigacion del Feismo

Introducción

Mucho se vuelve a escribir y a comentar en estos últimos tiempos, sobre el denominado "feísmo". Cuando el profesor de Cultura y Pensamiento D. Domingo Antón García Femández, me propuso que hablara de este tema, mi primera reflexión, fue de tratarlo técnicamente, referido al elemento arquitectónico como tal: "edificio bonito" ó "edificio feo", con todas sus connotaciones.
Sin embargo, una vez recogida bibliografia sobre el "feísmo" (comentarios y artículos de prensa por distintas personas vinculadas de una u otra forma a la arquitectura o a la política), consideré de mas interés tratarlo desde las distintas acepciones que engloba el término "feísmo", el cual es expresión de casi todos los males que aquejan al urbanismo gallego. Ya que si, efectivamente, existe mala arquitectura, con edificios tanto en el medio urbano, como fundamentalmente en el rural, que desentonan por una u otra causa con el entorno, constituyendo un elemento desagradable para la vista, "feo".
También es verdad, que hay un entramado de causas: socio-económicas, culturales, políticas y legales, que aunque fisicamente no se ven, han colaborado en convertir el paisaje gallego en un desastre urbanístico formando parte de una manera muy importante en el término "feísmo".
Creo que apreciar lo expuesto no es necesario una sensibilidad especial. Es algo que está a la vista y, que en mayor o menor grado todos estamos sufriendo.

¿Que es el feísmo?

El feísmo en la arquitectura popular gallega se inicia en la etapa preindustrial, que lleva a un urbanismo de proporciones desmesuradas y desordenadas. Aparece una masa enorme en zonas urbanas y del rural, con cierto abandono de las autoridades o falta de cualquier control. En ellas los promotores pueden construir como le venga en gana.
Los que nos hemos dedicado desde hace ya bastantes años a la construcción tenemos conciencia de que, efectivamente, en los últimos tiempos el fenómeno del feísmo adquirió gran relevancia, motivado por la gran abundancia de construcción, es algo que ha afectado a todos los que trabajan en ella, siendo una culpabilidad compartida por promotores, constructores, arquitectos, aparejadores, técnicos, entidades municipales y también por los propietarios, pero:

¿Qué es realmente el feísmo?

No es solo la fachada de ladrillo sin revocar o el mal gusto de algunas edificaciones, totalmente contrarias tanto a la tradición del país como al diseño y a la técnica constructiva propios del nuevo milenio. No, hay muchos feísmos: los basureros legales en el monte, la proliferación de antenas parabólicas y de telefonía móvil, el cableado que "trepa" por las fachadas de los edificios y "vuela" por multitud de calles; por los parques eólicos, las fábricas mastondoticas enclavadas en el continuum rural-urbano, degradando el paisaje, la ría, y el medio ambiente; puentes donde importa mas la forma o la estética que la función que cumplen o, permitir el abandono de la Illa de las Esculturas de Pontevedra. También es feísmo, la especulación, ignorancia, caos urbanístico producto de la ambigüedad legal... etc.
En pocas palabras el "feísmo arquitectónico, urbanístico o paisajístico" se entiende como todas aquellas construcciones o obras humanas que degradan de algún modo su entorno.
Se agotan las explicaciones al hablar del feísmo, un fenómeno que ha transformado el paisaje de Galicia en las últimas décadas y que, curiosamente, desaparece al cruzar las fronteras que delimitan esta comunidad autónoma.


Feísmo en la arquitectura

"La arquitectura es la expresión material de cómo late un pueblo, una cultura. Es casi un diagnostico a través del tiempo". Cesar Portela Femández-Jardón (Arquitecto).
Desde el punto de visto arquitectónico existen edificios que desentonan con el entorno, dentro de esa tipología de edificación (si, realmente y lamentablemente se trata de una tipología perfectamente diferenciada de las demás) existen dos clases de edificios que responden a ese modelo: aquellos que forman parte de la misma por su carencia de acabados exteriores ( ej.-aquellos que se terminan en ladrillo o bloque sin enfoscar ni pintar o con cubiertas de fibrocemento sin colocarles la teja), y aquellos otros que, aun estando perfectamente rematados en el exterior, ni sus formas, ni su composición ni el tratamiento dado a sus elementos de acabado exterior tienen un encaje razonable en una tipología. más o menos tradicional de la zona, destacando muchas veces, incluso, sobre el resto de edificios de su entorno.
Hay un deseo casi irrefrenable que utilizan los promotores en las construcciones de casas unifamiliares que pretenden que su edificio sea distinto a los de su alrededor, utilizando una amplia gama de materiales nuevos y que tenga un aire de "modernidad". Para ello, nada mejor que dotarlo de un volumen importante en altura, de una cubierta con una serie de buhardillones de lo mas rebuscados y rocambolescos y tratarlo exteriormente con gran profusión de elementos acompañados con carpinterías de aluminio o plástico con colores y despieces que parecen muchas veces muestras de lo que no debe hacerse. El resultado es de todos conocido y no merece muchos más comentarios. 




La influencia negativa de la emigración en el que, el estilo arquitectónico de algunas casas unifamiliares no se adaptan en absoluto al medio fisico donde se ubican, la gran mayoría destacan por su rica ornamentación y por las galerías, balcones, torres, columnas y otros elementos inspirados en la tierra que acogieron a sus dueños, que en algunos casos levantaron las casas con sus propias manos, sin planos.
Aunque algunas de estas edificaciones todavía hoy despiertan admiración, las mas, ni su tipología ni los materiales utilizados en el acabado de fachadas y cubiertas permiten que el inmueble guarde una armonía con el entorno en que se ubica.
Otro ejemplo claro de feísmo resulta de las nuevas construcciones, de suntuosos y mezquinos rascacielos, al lado de las antiguas construcciones, dan lugar a horribles medianeras de variados tonos, unas pintadas en blanco, las más forradas con aluminio o planchas de fibrocemento ondulado, la mayoría descoloridas o con cemento y manchones de humedad las mas. Creando un impacto ambiental, jalonado en algunos casos con "cajones" o casetón de ascensor, vuelos compactos, amen de mansardas y buhardillas que rompen los tradicionales tejados rectos... etc.
Esto mismo sucede cuando al pasar en coche por cualquier carretera en algunos de los pueblos o villas se observa que se entremezclan casas rurales con edificios de una, dos o tres plantas de principio y mediados de siglo. Eran distintos pero generalmente conservan cierta armonía, rota por nuevos edificios de cuatro o más plantas, situados aquí y allá, a ambos lados de la carretera y otros aislados dejando a la vista sus descomunales medianeras.
Cajones y depósitos de gas afean las cubiertas, mientras una normativa que prima el voladizo compacto frena la construcción de galerias y balcones. 

Feísmo y urbanismo

"El feísmo y la especulación urbanística no tienen nada que ver con la arquitectura, pero si con la miseria intelectual y moral". Femándo Agrasar (Arquitecto).


El suelo no se produce. Por esta razón y según Leon Walras, su precio nunca podrá estar totalmente legitimado por el mercado, de modo que constituirá una especie de juicio de valor de la presente generación frente a las venideras que aun no tiene capacidad de opinar. Así una adecuada utilización del suelo constituye no solo el resultado del buen urbanismo, sino también uno de los elementos básicos para desarrollar una buena política agraria y medio ambiental.
Unos buenos planes de ordenación son fundamentales para todo asentamiento urbano. Los ayuntamientos no pueden permitirse tener un mal plan, sobre todo cuando uno bueno no resuelve todo. Creo que es bueno implicar a todos los sectores afectados. El plan que se desarrolle tiene que dar criterios de cara a donde tiene que dirigirse la ciudad, como se articularan las infraestructuras, como se dispondrá la edificación y los espacios libres, como engancha el centro histórico con la ciudad nueva y las periferias últimas, como tratar los espacios de mala construcción que se fueron generando, como estructurar la población con servicios a pie para trasladarse andando y evitar así congestiones de tráfico... Muchas cosas.
Es un trabajo muy serio e importante que deberá tener en cuenta muchísimos aspectos, por que un plan confluye todo: la edificación, todo el viario, la industrialización, el comercio y como se articula todo el territorio municipal y su vinculación con los territorios limítrofes, por que el plan no es una isla. Luego hay que gestionar ese plan y llevarlo a cabo Los planeamientos urbanísticos son la mejor arma contra el feísmo, pero su validez es nula cuando se incumplen o su interpretación no es la adecuada lo que es fruto del crecimiento desordenado del territorio que, a veces se debe a la falta de control de los ayuntamientos, que no persiguen los incumplimientos urbanísticos. Por eso, mas que aprobar nuevas leyes habrá que exigir que se cumplan las ya existentes.
Para Manuel Vázquez Muiño, arquitecto, "No hay urbanismo, hay especulación pura y dura, se intenta aprovechar al máximo los terrenos. Hoy en día, el mundo de la construcción esta manejado por los promotores que van a ganar dinero, y lo demás da exactamente igual".
Como dice Javier Armesto en el articulo "La Galicia que nos hace llorar":
"Con la expresión feísmo, más coloquial que otra cosa, se evitaba decir lo que realmente era: estropicio y, peor todavía, reconocer la dura evidencia de que hoy, a pesar del indiscutible progreso, la Galicia colonizada por el hombre, con normas, leyes, planes y recursos públicos, está más deteriorada, más fea, que veinticinco años atrás".

Feísmo, cultura y orgullo

Desde hace años todos los que hayan tenido oportunidad de visitar otros países de nuestro entorno, desde Francia o Suiza a Austria o los Países Nórdicos, adentrándonos en su medio rural, pudieron ver que en ellos el feísmo, como fenómeno extendido, no existe. En todos estos países, y en general en toda Europa Occidental, no existe este problema.
En todos estos países hay un respeto (amor) por la arquitectura tradicional, que se ha ido elaborando y reelaborando a lo largo de los años, perfeccionándola cada vez mas, adaptándola a los actuales modos de vida, y que (¡Oh, maravilla!) encaja extraordinariamente en el paisaje, en el entorno. En todos esos lugares se construye casi exclusivamente un único tipo de vivienda aislada en el medio rural con ligeras variaciones de tamaño, color o acabados, de tal suerte que casi puede hablarse de un modelo nacional o regional que casi todos respetan, al que prácticamente se adapta todo el mundo y al que muy pocos se atreven a cuestionar, y si lo hacen es para en su lugar construir una edificación de arquitectura de calidad que en modo alguno suponga un elemento discordante.
Claro que también estamos hablando de culturas, que no reniegan de sus orígenes, y donde las tradiciones (de todo tipo) tienen una enorme importancia en la vida de sus ciudadanos: Países en los que posiblemente la legislación obligue o condicione mucho a la edificación (en Suiza es claro que así es, llegándose al extremo en muchos sitios de tener que replantear volumétricamente la posible edificación como condición previa a su aprobación), pero en donde la cultura que se ha ido transmitiendo a sus ciudadanos hace que a nadie (o casi) se le ocurra realizar una edificación son los modelos tradicionales.
Por eso, considerando que es bueno que la legislación limita, impida o no favorezca, tal tipo de construcciones, mucho nos tememos que si no se produce un cambio de actitud del ciudadano a través de otras vías (cultura educación, civismo, etc.) que a lo mejor va siendo hora de enseñar desde pequeños en los colegios, poco o nada sé conseguirá. Si el ciudadano no tiene sensibilidad en esta cuestión no será posible que la edificación que realice sea la adecuada al entorno y respete la (sabia) tradición constructiva del lugar.
Con lo expuesto queda demostrado que el feísmo también es materia de cultura, educación, civismo... como los que destacan como si fuera un virus en cantidad de aldeas, pueblos y ciudades de nuestra geografía gallega. Desde pallozas con tejado de chapa ondulada hasta hórreos de ladrillo son ejemplos de feísmo más recurrente en la arquitectura popular. El peligro acecha incluso a las ermitas que, aun teniendo carácter religioso, son de propiedad civil y comunal, totalmente independientes de la parroquia. Estas obras maestras de la arquitectura, muchas de las cuales datan del medievo, están amenazadas por la especulación, el desorden urbanístico y la dispersión que caracteriza al rural gallego.

Conclusión

¡Cómo no se va a hablar del feísmo! . La exposición realizada en este trabajo es una mínima expresión del gran deterioro que existe en Galicia. Aun así creo que es hora de acabar con el "feísmo". Digo como Xerardo Estevez, quien adelantaba algunas de las pautas para cambiar el paisaje de Galicia;
"Se necesita un ritmo sostenido y no dejarse llevar por un frenesí inmobiliario para inquilinos inexistentes, un planteamiento cualitativo para los equipamientos y los espacios públicos, un compromiso urbanizador junto a la actividad edificatoria, un impedimento que haga que el crecimiento disperso se realice como venga en gana, al margen de las infraestructuras, que luego han de costearse con recursos públicos."
En este momento hay una ley de ordenación urbanística y protección del medio rural (ley del suelo), aprobada en diciembre del 2002, que nació como un pacto entre promotores, constructores, arquitectos y políticos para hacer frente al caos urbanístico, ya fuera rural o urbano. Esta Ley del suelo mejora sustancial mente la de 1985.
Bien, si tenemos por una parte la "Ley del Suelo", buena en muchos casos y polémica en los menos, también, por otra parte el interés de solucionar el "feísmo" por la "mayoría" del colectivo afectado. ¿Qué es lo que falta?.. Todo planeamiento urbanístico es eficaz si se interpreta adecuadamente y se respeta. El mayor problema esta en quien no lo respeta. Es una culpabilidad compartida por todos, tanto los que lo crean como los que lo perciben.
Como digo en la introducción de esta exposición, el objeto de la misma es captar la atención del perceptor de este "feísmo urbanístico" y pretender sensibilizarlo acerca de este problema.

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